Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.
Resiliencia: definición y significado
La
resiliencia es una capacidad que nos permite enfrentar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas y salir
fortalecidos de ellas. La resiliencia implica
reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias
y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces
de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un
paso más allá y utilizan esas situaciones para
crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Para
las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y
no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera
diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después
de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por
su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo
que han pasado, puedan enfrentar la vida con una sonrisa en los labios.
¿Cómo
podemos ser más resilientes?
La
resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en
nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede
predisponer a tener un “buen carácter”. La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo
largo de la vida. Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus
padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que
otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos
ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y
creencias.
De hecho,
las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido
que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor
del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo,
han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para
enfrentar los diferentes retos de la vida.
¿Qué
caracteriza a una persona resiliente?
1.
SON
CONSCIENTES DE SUS POTENCIALIDADES Y LIMITACIONES.
El autoconocimiento es un arma muy
poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas
resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus
principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De
esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta
sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para
conseguirlas.
2.
SON
CREATIVAS.
La persona resiliente no se limita a intentar pegar
el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El
resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia
dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
3.
CONFÍAN
EN SUS CAPACIDADES.
Al ser conscientes de sus
potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son
capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus
objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen
la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que
saben cuándo es necesario pedir ayuda.
4.
ASUMEN
LAS DIFICULTADES COMO UNA OPORTUNIDAD PARA APRENDER.
A lo largo de la vida enfrentamos
muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes
son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas
asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y
crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de
la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan:
¿qué puedo aprender yo de esto?
5.
PRACTICAN
EL MINDFULNESS O CONCIENCIA PLENA.
Aún sin ser conscientes de esta
práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar
plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran
capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y
no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde
con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las
experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho.
Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para
asombrarse ante la vida.
6.
VEN
LA VIDA CON OBJETIVIDAD, PERO SIEMPRE A TRAVÉS DE UN PRISMA OPTIMISTA.
Las personas resilientes son muy
objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su
alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser
conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por
centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas
desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están
convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente
puede ser mejor.
7.
SE
RODEAN DE PERSONAS QUE TIENEN UNA ACTITUD POSITIVA.
Las personas resilientes saben
cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que
mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se
comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red
de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
8.
NO
INTENTAN CONTROLAR LAS SITUACIONES.
Una de las principales fuentes de
tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de
nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos
sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que
es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la
incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.
9.
SON
FLEXIBLES ANTE LOS CAMBIOS.
A pesar de que las personas
resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren
lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes
y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio
y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse
obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
10.
SON
TENACES EN SUS PROPÓSITOS.
El hecho de que las personas
resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario,
si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La
diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que
aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen
una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que
se proponen.
11.
ENFRENTAN
LA ADVERSIDAD CON HUMOR.
Una de las características esenciales
de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de
la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada
porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse
en los aspectos positivos de las situaciones.
12.
BUSCAN
LA AYUDA DE LOS DEMÁS Y EL APOYO SOCIAL.
Cuando las personas resilientes pasan por un suceso
potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son
conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando
lo necesitan.
Fuente: www.elpradopsicologos.es/
En una Próxima Entrega estaremos hablando sobre el Mandala de la Resiliencia.
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